PREPARADOS TRADICIONALES PARA EL TRATAMIENTO DE LOS ESGUINCES  

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manzanillaEn épocas pretéritas, el tiempo ese que decimos de las abuelas, las lesiones más sencillas tenían un punto añadido de complicación. Si te lesionabas no podías trabajar. Y no había Seguridad Social que te consolara por las horas de trabajo perdidas.

De igual forma no se contaba con los medicamentos y pomadas antiinflamatorias de tan cómodo uso.

Por eso, tenían singular protagonismo diversos preparados, generalmente a base de plantas, cuyas recetas se transmitían de generación en generación. O, a veces, eran el secreto mejor guardado del curandero o curandera del pueblo.

Veamos algunas buenas recetas tradicionales para el tratamiento de los esguinces.

Se trataba de aprovechar las virtudes antiinflamatorias de diversas plantas en connubio con diversos excipientes que facilitaban su acción.

1.- Licor de Manzanilla (Matricaria chamomilla) y Tanaceto (Tanacetum vulgare). Se llenan las tres cuartas partes de una botella con flores de manzanilla y flores de tanaceto a partes iguales (preferiblemente frescas). Se termina de llenar la botella con aguardiente. Con este líquido se fricciona dos o tres veces al día la zona del esguince y por la noche se aplica una compresa empapada en este licor. Se conserva perfectamente, como es lógico, muchos años.

2.- Cataplasma de Consuelda (Suelda consuelda). Se llena un tarro de boca ancha con raíces de consuelda cortada muy fina, sin comprimir. Se llena, hasta cubrir las virutas de raíz con aceite de oliva. Al cabo de dos o tres días se prensa la maceración (sin retirarla del tarro) de modo que pueda añadirse un poco más de aceite. Cerrar herméticamente y guardar. En caso de sufrir un esguince se aplica una cataplasma de esta raíz empapada en aceite sobre la articulación dolorida. Se cubre con un trapo o una venda (también viene bien cubrir todo, finalmente, con alguna tela plástica o impermeable) para dejarla puesta toda la noche.

3.- Cataplasma de hojas de Hierba Mora (Solanum nigrum). Esta planta es bastante tóxica si se ingiere así que, prácticamente, sólo se utilizará en aplicaciones externas. Para el caso que nos ocupa se prepara de la siguiente manera: hay que picar muy finamente como "cuatro puñados" de las hojas de esta planta. En una sartén se derriten 100 gramos de manteca de cerdo y, cuando esté derretida, se echan en ella las hojas bien picadas. Se mezcla muy bien. Esto se aplica caliente sobre la articulación inflamada. Quede claro que caliente no significa que tenga que quemar.

Quizá ya no tenemos tiempo ni paciencia para aplicar estos remedios. Pero quede constancia de ellos como parte del patrimonio de la sabiduría médica popular. Todas estas plantas tienen reconocidas propiedades antiinflamatorias.

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